domingo, 17 de octubre de 2010

Mamá:

No me quiero sentir falsa con palabras que no saldrían de mi boca. No quiero que pienses que escribo esto por compromiso. No, no quiero que tengas una imagen tan equivocada de mí. 
Pero ¿Cómo puedo entonces hacerte saber lo mucho que te quiero, si no lo expreso con palabras y no lo demuestro con mis actos? La verdad no sé, no pienses que no lo intento, quiero cambiar pero me cuesta y mucho. 
Mamá: Yo sé, porque me lo dijiste -Cuando una está enojada dice cualquier cosa y después se arrepiente; pero lo que se dice, se dice por algo, porque aunque sea una partecita esconde, entre muchas palabras, la más sincera verdad- que no sos la hija que hubieses deseado tener. Y yo te doy a entender que pienso lo mismo sobre vos día tras día con mis incontables críticas y mis maltratos. Supongo que a veces nuestras personalidades chocan, de tan distintas o de tan iguales que son. Y sé, que tenés muchos problemas y no te ayudo en absolutamente nada; es más, te agrego unos cuantos. Perdón por eso, perdón por las cosas que te digo (Como que nunca estás, ni nunca estuviste completamente para mí; que es lo que le mostrás a los demás, lo que les hacés creer pero que en realidad no es así y que me hacés quedar siempre como la mala a mí) pero las palabras, por más frías que suenen, son mi mejor arma para defenderme contra las cosas que me duelen porque a veces, aunque sé que no lo hacés a propósito, me lastimás. Me hacés enojar y poner muy nerviosa y sé que es por vos porque con las demás personas no me pasa y eso es lo que me pone peor. Que tenemos una situación de mierda.
Pero mamá, a pesar de todo esto, sos eso y nada menos que eso: Mi mamá. La persona más importante para cualquiera, la persona más importante para mí. Porque a pesar de -Según mí: por tu falta. Que no es voluntaria, sino que surge por la responsabilidad que tenés encima, porque siempre te hacés cargo de las cosas que no te corresponden porque sino, nadie las hace. No me parece justo y nunca lo entendiste- ser tan independiente, creo que te demuestro constantemente lo mucho que te necesito. No sé, ma, hace casi dos años que venimos así. Antes pensé que era por el estrés de los preparativos de mis quince, ahora ya hace un mes que cumplí dieciséis y nuestra situación no mejora. Te repito, entiendo que hay problemas en casa y que todo el peso cae en tus hombros pero no quiero que esto dure más tiempo porque, mamá: te amo. 
No creas que no sé apreciar los días -O bueno, los momentos, porque siempre una parte del día alguna de las dos la arruina- buenos, porque los tenemos. Pero yo quisiera que todos los días fuesen así. Como los domingos que alquilamos películas, las salidas al cine cuando con Maxi te tenemos que explicar 41567564 de veces una simple parte de Harry Potter, tus malentendidos u olvidos que te hacen sentir identificada con la nona y a nosotros nos hacen reír tanto.
Má: gracias por a pesar de todo, seguir (espero) queriéndome, porque no es tu obligación (Cuántas madres no quieren y abandonan a sus hijos?) Gracias por consentirme mis caprichos, pero solamente cuando los creíste buenos. Gracias por seguir sintiéndote orgullosa cuando te traigo un diez del colegio; porque un diez vale menos que un cero si lo comparamos con el resto de las cosas, que son más importantes.
Má: perdón por mis errores, que ya son incontables. Perdón por la falta de cariño, que ya roza el desprecio. Perdón por las críticas, que son peores que las de Jorge Rial. Perdón, perdón, perdón. 
Soy la hija que te tocó ¿Qué se le va a hacer? Una hija de mierda, que te ama más que a nadie en el mundo ♥

No hay comentarios:

Publicar un comentario